Resumen
En el artículo se propone un estudio de las distintas representaciones de la naturaleza, del mundo vegetal en particular, y del espacio en la novela Los gauchos judíos de Alberto Gerchunoff. En ella se narra la llegada de un grupo de judíos a la provincia de Entre Ríos a fines del siglo XIX, huyendo de la Rusia zarista donde fueron víctimas de marginación y hostigamientos por parte de los cosacos. La importancia de la tierra para la comunidad se revela en los epígrafes iniciales: “Los más fuertes y más grandes varones de Judea trabajan la tierra; cuando el pueblo elegido cayó en cautividad se dedicó a oficios viles y peligrosos, perdiendo la gracia de Dios”. El marco teórico propuesto es un enfoque reciente para la Teoría Literaria, como es la convergencia entre la ecocrítica con los estudios del espacio, o “giro espacial” en las Humanidades. Una postura crítica con un pie en la literatura y otro en la tierra, una negociación entre lo humano y lo no-humano. Para ellos el trabajo de la tierra y sus frutos les procura alimento, subsistencia y además una dignificación, les otorga la gracia divina. Pero la naturaleza les va a exigir algo a cambio y ese aspecto se alinea con los planteos de Stefano Mancuso o Michael Pollan, en que la existencia de una reciprocidad en la relación humano-vegetal es ineludible. En línea con el pensamiento sarmientino, Gerchunoff va a plantear el tema del espacio y delimitará un mapa que divide a la comunidad judía de lo que es el desierto que la rodea. Un espacio ocupado por lo desconocido y hostil, que al igual que en Facundo estará habitada por el gaucho. Una suerte de alteridad de la que no pueden escapar puesto que necesitan de él como aliado en el oficio pastoril. De esa tensión no estará exento el relato y a ella, en parte, se debe el título de la novela.