MAINUMBY #4

PROYECTO URUGUA-I

URUGUAI-TEKOHA / EI  ETE: LAS MIELES GENUINAS.

“Un largo y sinuoso camino a explorar, que se alimenta de distintas vertientes y miradas.”

Martha Castillo1


Entrevista de Ana Laura Goñi y Federico Sequeira, responsables de la Sección Mainumby de la revista Tekoporá, a la artista Martha Castillo, en el marco de los proyectos Urugua-i, Uruguai- Tekoha, Ei ete: las mieles genuinas.


En el proyecto Urugua-i el nombre del río se vincula a la interfase arte-ciencia. ¿Cómo surge y se desarrolla este vínculo con la ciencia en este proyecto artístico? ¿Cómo se retroalimenta?

El proyecto Urugua-i nace en el 2010 trabajando sobre el nombre del río que nos nombra como país. Su primera exposición fue realizada en la fachada del antiguo local del Museo de Historia Natural, cuando éste se encontraba en la calle 25 de mayo, en Montevideo. Me gusta trabajar en espacios no convencionales de arte, donde suceden distintas metáforas. Al nacer el proyecto en el Museo de Historia Natural, el más antiguo de los museos nacionales, creado por Dámaso Antonio Larrañaga, se establece un vínculo con las ciencias naturales.

El nombre Uruguay -aprendimos con el biólogo Cristhian Clavijo recorriendo el museo- es de origen guaraní y se separa en dos vocablos: Urugua e y. El primero es el nombre popular de los caracoles pomácea megastoma y el segundo significa “agua” en guaraní. Y tu es el salto grande e Iguazú es el agua grande; Paraguay es tierra de agua. El río Uruguay está dentro de los veinte primeros lugares en el mundo en variedad malacológica, o diversidad de caracoles propios, endémicos del río.

En un comienzo, juntamos las viejas latas de galletitas que atesoraban la colección de Urugua donadas al museo por el biólogo José Olazarri y las llevamos a la fachada, junto con un ejemplar vivo que recolectamos en Colonia y un video explicativo realizado por los biólogos Clavijo y Scarabino. Así comenzó el proyecto, conectado a las ciencias naturales mientras se preguntaba por qué nuestro país tiene un nombre indígena, cuando en la escuela nos enseñaron que la población se bajó de los barcos, que ya no había indígenas, que los mataron a todos. La pregunta estaba planteada y dio origen a una exploración que navegaba entre la historia, la arqueología, la antropología y el conocimiento idóneo.

Me interesa como artista buscar distintas miradas, en arquitectura sería girar la hoja, atravesarla, cuestionar lo establecido, más allá de girar el mapa de América, atravesarlo por nuevos-viejos contenidos. Esta manera de abordar las cuestiones artísticas me genera siempre un largo y sinuoso camino a explorar, que se alimenta de distintas vertientes y miradas.


Imagen 1. Navegando el río Hu hacia el río Urugua-i. Fotografía: Martha Castillo.

El proyecto Urugua.i-Tekoha lo definen como una residencia artística fluvial: ¿en qué consiste esa residencia?, ¿cómo vivieron la experiencia de creación en ese contexto fluvial?

Tekoha es palabra guaraní que define una forma de estar en el mundo: “el lugar donde uno es”. Donde hay espacio para la siembra, una corriente de agua donde refrescarse y pescar, un lugar para conectarse con los que están arriba y saben, un camino para vincularse a otra aldea. “Un conjunto de aldeas forma el Tekoha, y un conjunto de Tekohas forman el País guaraní.” Dr. Rafael Milheira. Evidentemente otra forma de organizar y producir el territorio.

Este proyecto partió de la necesidad de seguir recorriendo la cuenca del bajo Uruguay. Con el fondo concursable anterior habíamos ido a Salto, Mercedes y Nueva Palmira, con la video instalación de la caja gigante de latas que en su interior espejado proyectaba visuales del rio y en un monitor exterior se proyectaba una entrevista realizada a los biólogos Clavijo y Olazarri y se iban adosando entrevistas a habitantes del río (Documental: Urugua i - Río de los Caracoles), formando una memoria oral del río, aguas abajo, como la naturaleza.

Esta vez queríamos visitar los Esteros de Farrapos, sitio Ramsar y volver a Villa Soriano, ubicada sobre el río negro o Hu y la primera ciudad que permaneció, de nuestro país. Invitamos a participar a artistas que viven y producen al borde de río, en el entendido que su sensibilidad nos guiaría en el recorrido del territorio. Serían los artistas “baqueanos”. Así invitamos a María Angela Juanena que vive y produce en Salto y a Lucas Mariño, que vive y produce en Villa Soriano. En la casa de la Universidad de Río Negro, dos científicos darían una charla on line hablando desde su mirada. Ellos fueron la Dra. Mariana Meerhoff, ecóloga y limnóloga del CURE y el Dr. Rafael Milheira, arqueólogo de Rio Grande do Sur. De esta forma, como las aguas del río, el conocimiento se mezclaría entre lo idóneo, lo artístico y lo académico (Web proyecto Tekoha Urugua.I).


Imagen 2. Pensando el recorrido. Extraído de la Bitácora de Martha Castillo. Fotografía: Martha Castillo.

Los artistas, al modo de los viejos naturalistas, debían registrar en una Bitácora-senda sus vivencias, registros de paisajes, fotos, notas, sentimientos y todo lo que creyeran conveniente. La última parte de este proyecto fue la sistematización de todo el conocimiento que el proyecto recolectó a lo largo de diez años en fichas conceptuales. Trabajo que se realizó con la colaboración de la curadora del proyecto Angela López Ruiz. Así durante diez días fuimos seminómadas en el territorio, circulando por la orilla y navegando el río en distintos puntos. Recorrimos el último tramo del rio Negro, cuando entra en el río Uruguay, los canales de las islas de Farrapos, tomamos la dimensión del río frente a las costas de San Xavier. Transitamos su paleocosta. Las bitácoras de viaje se fueron engrosando, así como los registros del paisaje. La exposición de todo el material se condensó en una muestra en el Museo Nacional de Historia Natural, esta vez en su nuevo local, culminando así un ciclo de diez años.

¿Identifican mitos o relatos territoriales en el proyecto?, ¿de qué forma aparecen?, ¿cómo se visualizan los límites entre la ficción y la realidad y cómo se plasman en el proyecto?

Hay una enorme distancia entre visualizar un mapa y recorrer el espacio con el cuerpo. En ir desde las inquietudes que nos habitan al territorio real. El tiempo de desplazamiento, la inmersión en el ambiente, comprender y vivenciar sus coordenadas reales. Encontrar los Urugua, los huevos de caracoles que “marcan la altura de la próxima creciente”, como nos dice el pescador que nos lleva a recorrer el río. Como artista creo que no hay límites entre la ficción y la realidad. La ficción también crea realidad. Y gracias a que somos artistas podemos escaparnos de la necesidad de contrastar, e ir en búsqueda de nuestras inquietudes. Y dejarnos llevar. La memoria indígena fue borrada de nuestra memoria, con sangre y fuego. Fue silenciada. Guarango viene de decir, “no seas guaraní”. Los mitos y relatos, entonces, se sumergen; el olvido y el silencio significa sobrevivir. Sin embargo, obstinadamente, la vida se abre camino. Hay rasgos morfológicos que aparecen en los habitantes del río y costumbres que vienen de lejos. En el último recorrido, nos encontramos con Miguel y Susana, apicultores de Nuevo Berlín que nos contaron que mudaron sus colmenas a las islas, porque en el continente ya no producían buena miel. Nos invitaron a ir a la isla. A conocer su realidad de palafitos de nylon, mezcla de campamento de río con colmenas flotantes unas, y grandes insectos patudos otras. Convivimos con ellos, recorrimos sus colmenas, sus preocupaciones sobre la dificultad de cómo vender la miel, el testeo de sustancias prohibidas. Vimos su búsqueda y su persistencia, su resistencia nos emocionó.

Esto después dio lugar a la obra “Ei Ete: las mieles genuinas” que fue seleccionada en el premio 59 Salón Nacional Margaret White, expuesto en el Espacio de Arte Contemporáneo (EAC) de Montevideo en 2020. Otras veces, surgen video instalaciones, con pieles de agua, que sin saber porqué fuimos filmando durante el recorrido. Paisajes y situaciones se sobreponen a las pieles. Y la memoria histórica aparece flotando sobre un retroproyector, los nombres del río que nos nombra, los nombres de los caracoles, las fotos de los viejos vapores de rueda que recorrían la “carrera del salto oriental”, navegan en un agua que late.


Imagen 3. Abejas de las Colmenas Isla Bassi. Extraídas de video de Martha Castillo.

En nuestro recorrido encontramos relatos de Coca Sarli filmando “El trueno entre las hojas”, frente a las costas del Salto Oriental. El recuerdo de los vapores que hacían la “carrera” de Salto a Buenos Aires, uniendo ambas costas en un zigzag donde los pobladores subían con sus gallinas y bártulos, bajando a veces, en el próximo pueblo. Encontramos a su vez, muchos malestares ambientales, la represa de Salto Grande, que serrucha la costa, no es querida por los salteños, que sienten que le robaron su Salto, su identidad, a cambio de nada. La presencia de cianobacterias, que nos espanta en el muelle de Villa Soriano, que también deja su huella en los árboles de las islas de Farrapos, después de la inundación del 2018. Las pasteras y todo lo que generan. Hay una permanente tensión, cuando uno recorre el territorio. Aparecen los conflictos ambientales, la memoria de lo que fue en el relato de sus viejos habitantes, el embrujo de los atardeceres y el sonido del río.


Imagen 4. Exposición fluvial. Video instalación, Subte 2014. Fotografía: Martha Castillo (Video exposición del proyecto Urugua.i).


Imagen 5. Instalación Ei ete: las mieles genuinas, 59° Premio Nacional de Artes Visuales “Margaret White”, EAC 2020. Fotografía: Martha Castillo.

Ambos proyectos incluyeron artistas, biólogos, historiadores, arquitectos, apicultores,...¿Cómo funcionó la multidisciplina, en relación a diferentes lenguajes, formas de trabajo, flexibilidades y aprendizajes compartidos?

Me interesa mucho trabajar con distintas miradas, sobre el territorio. Las miradas se han especializado, las mismas se han concentrado y focalizado. Y los científicos están normalmente muy ocupados. Así que cuando nos acompañan, nos sentimos felices. Clavijo participó en la primera parte del proyecto, nos enseñó mucho sobre el territorio. Sobre cómo observar, cuáles eran las mejores horas para ver animales, cuáles sus recursos, cuáles los referentes a buscar. Recuerdo que todo el tiempo hablaba de una vasija que tenía una concha del caracol Urugua, pero que no la encontraba. Dimos con ella, diez años después, cuando retornábamos de la Isla Bassi, en una vieja casa de Nuevo Berlín, donde otros arqueólogos, del equipo de Andrés Guasque, estaban clasificando materiales. Esta casa es hoy un Museo.

Creo que nosotros nos convertimos en resonadores del conocimiento. Nos preguntamos qué relación hay entre los cursos de agua y las plantas que allí viven con los humanos y no humanos que habitan ese ambiente. Las almejas que estudia Clavijo son indicadores de sanidad de los sistemas y su comparación fue realizada con la colecta de biólogo Olazarri, el que donó las cajas de galletitas. “El descenso es alarmante”, dice Cristian. También nos preguntamos: ¿Como fue la metamorfosis de la Banda Oriental? Las tierras de ningún provecho, aquellas estancias cimarronas que dieron origen a las Vaquerías del mar, a estas estancias que ya no tienen dueño real, sino que sus propietarios son estudios jurídicos extranjeros, mientras miramos el craquelado del territorio en los mapas de la tesis de la Dra. Arq. Mercedes Medina. El capital solo mira su productividad. La soja y su cadena de infortunios, se planta hasta en las banquinas de las rutas. Entonces, ¿cómo puede respetarse un curso de agua?, ¿un monte nativo? Así sucede que la contaminación de las aguas se vuelve inevitable, de los peces, del entorno. Nos volvemos, junto con todo el ambiente, seres vulnerables. Abandonamos el vergel que nos mostraba la mirada de los jesuitas. Pareciera que aún no llegamos al punto de no retorno. Pero hay que actuar. Los tomadores de decisiones, con las comunidades locales, deben actuar.


Imagen 6. Colmenas del apiario Don Miguel en la Isla Bassi. Fotografía: Martha Castillo.

El río puede ser visto como identidad nacional o como símbolo del país. Sin embargo, esta continuidad de proyectos artísticos vinculados a él visualiza otras cosas que el río es: un paisaje particular de cielo y agua, una sucesión de hábitats que aloja espacios de albergue humano, un espacio fluvial que aloja comunidades de abejas en sus islas,... ¿cómo se vinculan estos elementos que se descubren y emergen en los proyectos? , ¿qué reflexión inspiran hacia el futuro?

El río es memoria, es susurro y bramido. Es permanencia y tránsito. Es el tiempo que cambia, siempre parecido, nunca igual. Puede ser una representación del infinito, el agua que pasa es la misma y a su vez distinta. Hay un agua vieja, un agua nueva. La que cayó en la sierra, la de la última lluvia. Y está la niebla primigenia, vivificante, ese vapor matinal que todo lo cubre y todo lo alimenta, la niebla Tatachina, para los guaraníes. El río es límite, sobre todo para los estados modernos y las compañías de telecomunicación, pero también es comunicación y deriva. Los habitantes del río son familia en ambas orillas, por lo menos hasta que un conflicto ambiental o bélico genere lo contrario.

Me gusta llamar al río Uruguay, un río chúcaro, difícil de navegar, solo los Jesuitas lo remontaron, a fuerza de indios guaraníes que cargaban las canoas cuando llegaban al Salto Grande. Esto nos permitió permanecer incivilizados por algún tiempo más, no era un río útil. En sus costas se inició el sitio de Paysandú, el primer eslabón de esa infame Guerra de la Triple Alianza. Su nombre, el nombre que nos nombra como país, nos quiere decir, desde el fondo de la historia latinoamericana, algo muy profundo. Quizás sea una ironía del destino, que la tacita de plata, el país que desde su génesis atesora el mito de que nos bajamos de los barcos, la Suiza de América, mantenga un nombre dado por un pueblo originario. Esto nos habla de otras formas de estar en el mundo, que si las sabemos escuchar, nos muestran otra posibilidad de armonía con el ambiente, con la producción, con los habitantes no humanos y con nosotros mismos.


Imagen 7. Muelle en Isla Bassi. Imagen tomada durante la Residencia Fluvial de Urugua,I Tekoha. Fotografía: Martha Castillo.

 

Más información disponible en línea:

Web Martha Castillo

Video arte sobre el ambiente en el Rio Uruguay y las cianobacterias 


1 CV Martha Castillo

Formación
2015. Arqueología de las tierras altas. Cure Rocha. Curso de postgrado.
2014. Cursa Antropología. Facultad Humanidades.
2013. Taller de grabado con Rimer Cardillo. Dictado en Taller Cebollatí.
1999 - 1997. Taller con Nelbia Romero. 1997 - 1993. Taller de plástica Badaró Nadal.
1986. Cursa primer año en Bellas Artes.
1984. Título de ARQUITECTO. UDELAR, Uruguay.

Premios
2018. Fondo Concursable Proyecto Urugua.i Tekoha. D14.18
2012. Fondo Concursable Proyecto Urugua.i Q 25.12 (Castillo, Casanova, Clavijo).
2004. Primer premio, 1er. Salón de Artes Visuales del Arquitecto-Luciérnagas Urbanas.
2002. Asociación Psicoanalítica del Uruguay ¿Las pepas, un corte social?
2001. Salón del Sindicato Médico. Premio Fotografía: Radiografías contemporáneas.
1998. Festival de Muros. IMM Depto. de cultura.

Exposiciones individuales
2007. Imagina un mundo sin azúcar. Sala MEC
2000. A través de la mirilla MEC
1997. Todo en un mismo lugar, Centro Cultural Recoleta. Buenos Aires, Argentina.

Exposiciones del proyecto Urugua.i
2020. Ei ete. Las mieles genuinas. Instalación seleccionada en el Premio 59 Nacional Margaret White. EAC, Montevideo, Uruguay.
2019. Urugua.i Tekoha. Residencia y Exposición Museo Nacional Historia Natural.
2018. Proyecto ganador Fondos Concursables. Urugua.i Tekoha.
2017. Miradas ancestrales. Fotografía-Colectiva. Fundación Canturay.
2015. Des. Evoluciones. Videoarte. CARU. Colon, Argentina. 2015. EQUINOCCIO. Festival de Arte y Ciencia. Video y panel.
2014. Julio. Video Instalación en SUBTE. Sala M. 2013. Noviembre. Museo Nacional de Antropología. Cierre de la gira 2013.
2013. Octubre. Ciclo del fin del Mundo. Centro Cultural Goes.
2013. Set / Nov. Urugua.i en Gira.
2013. Proyecto Ganador Fondos Concursables 2012. 2011. Video Instalación Exposición colectiva “Futuro Natural” en MNAV.
2010. Intervención del espacio vidriera del M. Nacional de Historia Natural